El lado oscuro de la inteligencia emocional
La Inteligencia Emocional (IE) es una de las habilidades blandas más requeridas en el mercado laboral, a menudo priorizada por encima del Coeficiente Intelectual (CI). Los estudios demuestran que tener una IE elevada es un factor determinante en el éxito profesional y una cualidad deseable en un líder. Pero, ¿es realmente una garantía de éxito ético? ¿Cuál podría ser el riesgo de un líder emocionalmente inteligente, pero sin una brújula moral?
Para responder a esto, volvamos a lo esencial.
Qué es la Inteligencia Emocional?
La Inteligencia Emocional (IE) se define como la habilidad para reconocer, comprender y gestionar efectivamente nuestras propias emociones y las de los demás. Es una competencia blanda fundamental tanto para nuestra vida personal como para nuestras interacciones en el lugar de trabajo.
Este concepto, popularizado por el psicólogo Daniel Goleman, va más allá del coeficiente intelectual tradicional, y se compone de varias dimensiones clave:
Autoconciencia emocional: La capacidad de reconocer nuestras propias emociones y cómo influyen en nuestros pensamientos y comportamientos.
Autorregulación: La habilidad para controlar impulsos emocionales y adaptarse a circunstancias cambiantes.
Motivación intrínseca: El impulso interno para alcanzar objetivos más allá de las recompensas externas.
Empatía: La capacidad de comprender y compartir los sentimientos de otras personas.
Habilidades sociales: La destreza para gestionar relaciones interpersonales de manera constructiva.
¿Por qué es Importante en el Contexto Laboral?
Según un reporte del Foro Económico Mundial (WEF), la Inteligencia Emocional se encuentra consistentemente en el top 10 de las competencias requeridas. Considerando que el ser humano es inherentemente social, este resultado no debería sorprender.
Una investigación realizada por Lopes et al. (2006) proporcionó evidencia empírica clave sobre el valor de la IE en el trabajo, incluso después de controlar factores demográficos y de personalidad (como la edad, el sexo y el CI). Las distinciones clave observadas fueron:
Rendimiento y progreso professional: Los empleados con mayor Inteligencia Emocional obtuvieron mayores aumentos salariales por sus méritos y ocuparon puestos más altos en la compañía en comparación con sus compañeros. Lopes et al. (2006)
Facilitación interpersonal : Los individuos emocionalmente inteligentes recibieron mejores valoraciones por parte de sus supervisores y compañeros en cuanto a su facilitación interpersonal. La IE les permite gestionar relaciones positivas, trabajar efectivamente en equipo y construir capital social. Lopes et al. (2006)
Gestion de estrés y actitudes: La IE está relacionada con una mejor tolerancia al estrés y un estado de ánimo positivo en el trabajo. Esto se debe a que la habilidad de gestionar emociones ayuda a la gente a afrontar el estrés, a rendir bajo presión y a adaptarse a los cambios organizacionales. Lopes et al. (2006).
Entonces cual es el riesgo?
El ser humano es multidimensional. Existen evidencias que sugieren que, aunque la Inteligencia Emocional potencia las relaciones positivas, también puede ser utilizada de manera perjudicial cuando los motivos de su aplicación son impulsados por el egoísmo. El autor y bestseller del New York Times, Adam Grant (2024), aborda este "lado oscuro" de la IE.
Una persona con una IE alta, pero con falta de principios, posee las habilidades perfectas para la manipulación. Puede:
Detectar vulnerabilidades emocionales en otros y explotarlas para beneficio personal.
Generar confianza falsa mediante la simulación de empatía y autenticidad.
Manipular percepciones utilizando su comprensión del funcionamiento emocional ajeno.
Evitar responsabilidad al racionalizar comportamientos poco éticos con justificaciones emocionalmente persuasivas.
Crear divisiones al manejar estratégicamente los estados emocionales de grupos y equipos.
En el articulo Grant(2024) hace referencia a una investigación dirigida por el profesor Martin Kilduff, en el que se resalta como las personas con un alto nivel de EQi (cociente emocional) al tener una comprensión amplia tanto de las emociones propias y ajenas, pueden elegir estratégicamente cuales emociones desplegar y cuándo, según su propio beneficio, dejando en claro su uso manipulativo.
Y si lo pensamos bien tanto la historia empresarial, como la política está plagada de ejemplos de líderes carismáticos con gran capacidad de conexión emocional que causaron daños devastadores al:
Inspirar lealtad ciega mediante la manipulación emocional
Crear culturas organizacionales tóxicas disfrazadas de "alto rendimiento"
Tomar decisiones éticamente cuestionables justificándolas con narrativas emocionalmente convincentes
Sacrificar el bienestar de equipos y organizaciones en beneficio personal
La brújula moral : Que es la integridad
Asi que siguiendo a Spiderman, si "Con un gran poder viene una gran responsabilidad", debemos cuestionar cuál es la brújula para gestionar esa gran responsabilidad. Esa brújula es la Integridad.
La integridad representa la máxima expresión del carácter humano. Según Stephen L. Carter (profesor de Derecho en Yale) y David Kolb (de Case Western University), la integridad auténtica requiere de elementos inseparables:
Discernir claramente lo que es correcto de lo que es incorrecto: Esto implica desarrollar un sentido moral refinado basado en principios éticos sólidos, no en conveniencias momentáneas.
Actuar de acuerdo con ese discernimiento, incluso cuando implique un costo personal: La integridad se prueba precisamente cuando defender lo correcto resulta inconveniente, impopular o riesgoso para nuestros intereses.
Comunicar abiertamente que uno está actuando según su comprensión de lo correcto: La transparencia y la honestidad sobre nuestras motivaciones y principios son fundamentales.
Congruencia entre palabras y acciones: Lo que decimos debe reflejarse consistentemente en lo que hacemos.
Responsabilidad personal: Aceptar las consecuencias de nuestras decisiones sin buscar chivos expiatorios.
Compromiso con valores fundamentales: Mantenernos fieles a nuestros principios incluso bajo presión.
Autenticidad: Ser genuinos en nuestras interacciones, sin máscaras ni agendas ocultas.
Valor moral: La disposición para defender lo correcto frente a la adversidad o el rechazo.
La integridad es más que simplemente "no mentir"; es un proceso unificador que surge de la conciencia, que nos obliga a vernos como un todo (luz y oscuridad) y a tomar decisiones conscientes de cómo queremos actuar en el mundo.
La Necesaria Simbiosis: IE + Integridad
Para evitar este uso manipulativo de la inteligencia emocional, debemos ocuparnos no solo en aprender a desarrollar esta inteligencia emocional sino a su vez consturir un fundamento moral sólido, que nos impulse a hacer un buen uso de la misma.
Tengamos en claro que al no hacerlo la inteligencia emocional sin integridad produce:
Liderazgo superficial
Relaciones instrumentales
Cultura organizacional corrosiva
Erosión de la confianza
El verdadero líder no es simplemente quien domina las emociones, tanto propias como ajenas, sino quien une esa capacidad con un compromiso inquebrantable con la integridad
La pregunta que cada profesional debe hacerse no es solo "¿Qué tan emocionalmente inteligente soy?" sino "¿Para qué estoy usando mi inteligencia emocional? ¿Estoy construyendo o manipulando? ¿Estoy sirviendo a un propósito mayor o solo a mis intereses?"
Y mi pregunta para los directores de Talento Humano seria , cuando capacitan en Inteligencia Emocional están capacitando a su vez en valores o sólo potenciando manipuladores más eficaces?
Referencias
Grant, A. (2024, 16 de enero). The Dark Side of Emotional Intelligence. The Beautiful Truth. Recuperado de https://thebeautifultruth.org/life/psychology/the-dark-side-of-emotional-intelligence/
N. Lopes, P., Grewal, D., Kadis, J., Gall, M., & Salovey, P. (2006). Evidence that emotional intelligence is related to job performance and affect and attitudes at work. Psicothema, 18(Suplemento), 132–138. Recuperado a partir de https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/8432
Goleman, D. (1995). Emotional intelligence: Why it can matter more than IQ.
Referencias académicas de Stephen L. Carter (Yale University) y David Kolb (Case Western University) citadas en el documento mencionado.
Análisis basado en principios establecidos en estudios sobre manipulación emocional y liderazgo ético